Entonces yo pensé y creí que todo iba bien, pero me
equivoque de nuevo, otra vez estoy aquí viendo como todo vuelve a suceder una y
otra vez; no hay nada nuevo en donde me pueda desenvolver y siento que ya no
existe algo que me pueda sorprender.
Todos los días se vuelven rutinas… eternas rutinas que me
van desgastando de a poco y me cuesta torcer la mano al destino para emprender
nuevo camino hacia un nuevo rumbo, el cual desconozco totalmente. Es difícil
meditar y darse cuenta de que una vez que te despiertas y te levantas ya tienes
que volver a repetir la planificación diaria de las actividades a desarrollar
durante el día una y otra vez hasta el cansancio, sin derecho a reclamar a
alguien que no te va escuchar, sin derecho a reclamar a alguien que no te va
oír. ¿Qué sentido tiene hablarle al viento? ¿Qué sentido tiene gritarle al
silencio? Si la única respuesta que vas a obtener es su indiferencia… su más
completa indiferencia que al menos es sincera.
Como el teatro que entra en función todos los días en tu
cabeza, como aquella película que frecuentemente vez y que sabes cómo va a
terminar, sin embargo igual la vuelves a ver ya sea porque te gusta o porque
por más que cambias de canal todos te llevan hacia el mismo lugar una y otra
vez como un espiral que no tiene un
lugar donde terminar.
Es difícil meditar y darse cuenta de que vives para otros y
que de todas las cosas que haces, sólo se dan cuenta de tus errores cuando la
mayoría de tus triunfos son borrados de sus archivos, cuando la mayoría de tu
esfuerzo por hacer las cosas bien solo las observa el aire, el aire que por más
que consumes no te llena solamente te hace cada vez más adicto. ¿Te has puesto
a pensar que este trayecto te absorbe por completo? Sin embargo buscas
distintos caminos y solo te llevan a donde un mismo destino… la rutina.
Cada mañana al empezar a lavarte o luego de esto, te miras
al espejo recordando que es lo que soy, que es lo que fui y que es lo que seré…
Recordando todo lo que tuviste que pasar por tener todo lo que tienes o por estar
en determinado lugar, pensando que vas a tener que hacer, no volver a cometer
los mismos errores o para conservar lo que tanto te ha costado obtener y
reflexionas hasta cuanto más vas a tener que soportar por lograr lo que
quieres, ¿Hasta cuanto más tendré que controlarme para no echar todo por la
borda? ¿Hasta cuanto más tendré que controlarme por el hecho de que no me
conviene explotar? ¿Hasta cuanto más tendré que aguantar por lograr un
resultado a futuro? ¿Hasta cuanto más tendré que aguantar este absurdo?
Es difícil meditar y darte cuenta que estás viviendo
un absurdo que pareciera nunca acabar y que a pesar de que te la juegas al
máximo y colocas de tu parte para que las cosas salgan bien, siempre resulta
ser que no es lo que esperabas o que tu esfuerzo fue en vano. ¿Cuál es el fruto
de lo que has hecho? ¿Será que todo lo que has hecho está mal? ¿Será que falta
una pieza en tu rompecabezas? O ¿Será que nada es suficiente?
Por más que lo reflexionas no obtienes una respuesta y
no te cabe en la cabeza como es que a pesar de tus sacrificios no has recibido
lo que tanto anhelas, no comprendes e intestas buscar una respuesta porque este
humilde árbol aún no ha dado buenos frutos.
Es en ese momento cuando la inercia grita con más fuerza,
impulsando a la conciencia a moverse con paciencia… Una paciencia siniestra que
en vez de calmarte, crea un torbellino interior lleno de un odio que no hay
forma de ahogar a esa inquietante bestia que en vez de ayudarte te consume por
dentro cada vez más y más, sintiendo que nada tiene sentido para ti.
Movilizado por la inercia no hay forma de calmar esa
incomoda sensación de ausencia que alimenta a la bestia, una sensación de que
te hace falta algo pero no sabes que es lo que es, una sensación que no te deja
y que solo quieres que desaparezca ya que te es incomodo vivir con ella siempre
y solo quieres ahogarla hasta que el viento se dé cuenta de que tu presencia y
que necesitas encontrar el camino correcto que cambie la perspectiva de lo que
estás viviendo, que el viento se dé cuenta de que no puedes vivir por inercia y
necesitas ayuda para cambiar las cosas para mejor, que necesitas encontrarte
con las personas correctas y que te aleje de aquellas larvas perezosas que no
aportan nada para tu vida, que el viento se dé cuenta de que tu vida no puede
ser como el aire que consumes y nunca se agota y que la rutina sea solo un
sueño que estas experimentando que olvidaste al despertar.
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